Abraham Wald fue un matemático húngaro experto en teoría de la decisión y en análisis estadístico y econométrico.
En 1938 emigró a Estados Unidos y, ya iniciada la Segunda Guerra Mundial, el ministerio de Defensa de ese país le pidió consejo para interpretar el gráfico que acompaña a esta entrada.
Habían completado un estudio en el que se incluían los daños sufridos por las aeronaves que pudieron regresar de misiones bélicas: los puntos rojos reflejaban los impactos recibidos. El objetivo de Defensa era blindar los aviones en las zonas de mayor probabilidad de daño para reforzar la seguridad de los pilotos.
Los militares se quedaron estupefactos cuando Wald les dijo que el gráfico había que interpretarlo justo al revés: el estudio de Defensa sólo había tomado en consideración la muestra de aviones que habían sobrevivido a sus misiones, obviando todos aquellos que habían sido derribados y nunca regresaron.
Los agujeros del fuselaje eran, por tanto, zonas en las que los aviones podían permitirse recibir impactos y aun así regresar a salvo a la base, mientras que las zonas que aparecían intactas en los aviones de la muestra eran precisamente las críticas, aquellas en las que los impactos resultaban letales y, según la encomienda, las que necesitaban ser reforzadas.
Desde entonces y gracias a Wald, en Estadística, este problema se conoce como “sesgo de supervivencia”, un error sistemático en la selección de una muestra estadística al considerar sólo los elementos observables (aviones supervivientes), obviando a los no observables (aviones derribados) que, precisamente por eso, hacen que la muestra deje de ser representativa de la población.
Ironías de la vida: Abraham Wald falleció en 1950 en un accidente de aviación.
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