Si no tienes a mano una efemérides más personal con la que manifestarle tu aprecio (como podría ser su cumpleaños), felicitarlo a cuenta de un santo que, casi seguro, nada tiene en común con el felicitado, no es una mala idea.
Lo que entiendo menos, o no entiendo en absoluto, son esos mensajes que veo últimamente en RRSS por los que alguien felicita el santo «a pelón» (antigua costumbre por la que el padrino en un bautizo tiraba monedas al aire —a pelón— para que los niños las recogieran entre gran algarabía y, a veces, feroz pugna física).
Me refiero a poner mensajes del tipo: «Felicidades a todos los Juanes y Juanas». «Felicito a los Luises que lo celebren por San Luis Gonzaga en lugar de hacerlo por San Luis rey de Francia».
Etc.
Nada puede sonar más impersonal y menos cariñoso que una frase de ese tipo.
Si te acuerdas de alguien, te acuerdas; si quieres felicitar, felicita, pero no eches felicitaciones al aire y cuando caigan pabajo, al que le dé, le dio.
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