viernes, 22 de marzo de 2019

Rogelio, futbolista

No soy futbolero, pero sí lo fui de pequeño, mientras mi padre me llevó al Villamarín, y, por supuesto, siempre he sido bético.
Hoy se ha ido uno de mis ídolos de la infancia: Rogelio Sosa, o Rogelio a secas por todo nombre de guerra. Coriano, con mucha gracia, seguro de sí mismo, alegre, flojo y artista. La zurda de caoba, le decían.
Recuerdo perfectamente su manera de moverse al "no correr" por el campo, como si estuviese cansado desde el minuto uno. Cuentan que, una vez, un entrenador le gritó desde el banquillo: "¡Rogelio, corre, coño!", a lo que él replicó al instante: "Correr es de cobardes, míster".
Lo vi meter un gol directo desde el córner en el último minuto del partido, con lo que ganamos 1-0. El público se lo comía con cantos y aplausos. Él saludaba sonriente, como no llegando a creerse lo que había sido capaz de hacer. Creo que aquel gol, y lo que ocurrió después en el estadio, es uno de los recuerdos más bonitos que guardo de mi infancia.
Así era. Buen viaje.

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