Luis Miguel Rufino: «La
ficción es la que nos mantiene vivos y a Sevilla le cabe cualquier ficción»
Acaba de ganar la III edición del premio Ciudad de
Sevilla de relatos cortos. No es el primer reconocimiento
Félix
Machuca
Sevilla
Actualizado:17/12/2018
08:06h0
P. «Verde
veronés» es el título del relato ganador que lo trae a los papeles. Qué lejos
ese color del azul Murillo de Sevilla ¿no?
R. Sevilla
es polícroma y la podemos identificar con muchos colores. Verde veronés tiene
que ver con mi pretensión de que cuando escribo el texto se llene de colores,
olores y sabores. Para mí los colores siempre llevan un apellido.
P. En
cualquier caso su relato es una ficción sobre una Sevilla que también es muy
ficticia. ¿Hay algo de verdad en esta ciudad?
R. Por supuesto.
Hay mucha verdad y también mucho atrezo. Conviven con una maestría que en pocos
sitios se consiguen.
P. Su relato
parte de dos hechos extraordinarios que cambian el pulso de la ciudad: el
traslado de la Agencia Europea del Medicamento a Sevilla y la llegada de
empresas que abandonan Cataluña por el procés. Me encantaría que fuera así…
R. Y a mí.
Pero lo que precisamente toco en el relato es que el cosmopolitismo y la
riqueza que traerían a la ciudad no necesariamente tendrían que ser buenos para
cierta manera de vivir.
P.¿Usted
firmaría, si en su mano estuviera, un golpe de suerte como el de su relato?
R. Sí.
Fundamentalmente porque nos llevaría a la Sevilla que alguna vez fue puerto y
puerta del mundo.
P. Ha vivido
en Miami, Londres, París y ha tenido la oportunidad de vivir en metrópolis
súper desarrolladas. Pero parece que Sevilla tiene un color especial.
R. Para mí
ha sido una alegría y una fuente de experiencia y aprendizaje haber vivido en
ciudades tan ricas y cosmopolitas. Pero elegí volver a vivir en Sevilla de
forma deliberada.
P.¿Conoce
ese refrán que dice pueblo pequeño, infierno grande?
R. Lo
conozco y lo suscribo. De pequeño pasaba los veranos en un pueblo y para mi era
muy chocante aquel infierno pequeño donde vivía.
P. El paro
nos come. La industria no existe. Y al turismo se le ataca. Esta ciudad es
difícil de digerir…
R. Hacer
industria de un día para otro es muy difícil. Nos falta cultura industrial. Sin
embargo, por ser lo que somos histórica y artísticamente tenemos hecha la
industria turística casi sin querer. Sería tonto despreciar el turismo cuando
es casi lo único que tenemos.
P.¿Le
molestan los chinos, los veladores y el carril bici?
R. No, en
absoluto. Me molestan los malos modos de algunos ciclistas y la mala educación
de algunos turistas. Pero eso va en el pack.
P. Me temo
que no es nada rancio pero que hay cosas del más hondo estilo rancio que no le
disgustan.
R. No sé
cómo será ser rancio en Lérida. Pero serlo en Sevilla puede tener derivaciones
aprovechables.
P. ¿Qué
prefiere un gastro bar o una taberna de serrín y cabezas de gambas en el suelo?
R. Según y
cómo. Las gambas en el suelo no me gustan. Y en los gastrobares a veces me
aburro. Sin embargo disfruto comiendo de una y otra forma.
P. ¿Por qué
la ciudad sigue dando más poetas y pintores que empresarios?
R. Creo que
el escenario histórico y la naturaleza desbordante del paisaje y del paisanaje
hace que sea más normal y natural ser poeta, pintor y músico. No quiero entrar
en las formas en las que se enseñan estas materias.
P. Usted dejó el mundo de la empresa por el de la
Universidad. ¿Qué ha aprendido dando clases?
R. La
empresa nunca la he dejado del todo. De la universidad o de las escuelas de
negocio he aprendido dos cosas fundamentalmente: que siempre tienes que estar
actualizado y conviene mucho estar cerca de la gente joven para impregnarse de
sus valores.
P. Los indicadores muestran que nuestros
universitarios prefieren el funcionariado que el emprendimiento. Yo mantengo
que la capitalidad andaluza nos hizo mucho daño…
R. La
proporción de empleados públicos sobre los empleados totales en nuestra ciudad
es desmesurada. Comparada con otras ciudades. Sin embargo, esa tendencia al
funcionariado ha cambiado dramáticamente en los últimos diez años por culpa de
la crisis económica.
P. ¿Que
Abengoa quebrara, que Airbus vuele bajo y que la Cartuja no sea el centro de
I+D+i que se soñaba nos da para otra ficción literaria en la que Sevilla sea lo
que es hoy?
R. Uffff. La
ficción es lo que nos mantiene vivos. Y a Sevilla le cabe cualquier ficción.
Entre naranjos
Los
recuerdos son de un patio de los Naranjos donde, de la mano paterna o del
abuelo, se abisma en preguntas sobre el colosalismo histórico. Aquel recuerdo
le abraza a este escenario. Es profesor de Dirección de estrategia y de la
Innovación y el Cambio. Economista, trabajó en General Motors. Ha vivido en
Paris, Londres y Nueva York. Y cree que Sevilla comienza a perder el tamaño
ideal. Tras su formación, siempre estarán el amor a los clásicos descubiertos
en bachiller y las aventuras de Tintín. Le encanta pasear por la ciudad y mira
con reserva su ombliguismo. Si le ven tocar la guitarra por Simon y Garfúnkel
es posible que borde «The boxer»…
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