Tengo cincuenta primos. Primos hermanos. No todos vivos, por desgracia. Cada uno un mundo, cada mundo con su atractivo que, por suerte, es mucho. Me encanta todo lo que me aportan mis primos. Uno en concreto, uno de los mejores que tengo, está hoy en El Barco de Ávila y me manda esta foto porque se acuerda. Qué grande eres, Jesús Rus.
«Es, o era, la mejor amiga de una tía abuela mía. En 1915, a los veintiuno, cogió un barco en Cádiz para reunirse con su novio que la esperaba en La Habana. Allí iban a casarse y a establecerse. El barco náufragó, puede que por culpa de un torpedo de un submarino del káiser alemán, no se sabe con certeza. El caso es que ella desapareció en el Atlántico. De su novio nadie volvió a tener noticias en España.»
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