Espejo de Claramonte, de Luis Miguel Rufino.
Novela editada por Torre de Lis, 2021
Se percibe ingenio en la ejecución de la trama y en la construcción de personajes, tanto protagonistas como Galera o secundarios como Midón, etc.
La sexualidad y el erotismo están presentes de manera palpable en la obra, esa aguda urgencia de lo carnal que aparece en la pag. 31, en la 112 aludiendo al aturdimiento del sexo posible o inmediato, los videos de Lacha, el encuentro con Selva, la masturbación de los dos jóvenes en la pag. 308 y así podríamos continuar.
Absoluto dominio de la técnica descriptiva desde la descripción minuciosa del cuerpo inerte de Lacha, las dependencias policiales, la de Koroma (pag. 217), la descripción del sombrero de Lola en la 349 serían algunos de los muchos ejemplos ilustrativos. Pero si hay que hacer especial énfasis en algo, sería en los innumerables matices del color, especialmente del verde: verde verja, verde jabón, verde veronés, verde Kelly, verde moco claro, verde esmeralda.
Original en el uso de imágenes, tanto en símiles como metáforas y otros tropos: la del mollete tostado en la pag. 47, el vestir como una secta en el despacho de abogados (105), el estrechar la mano de Mudarra pareciéndole un pez que llevara dos días muerto, una agonía de novillo en plaza de toros de tercera y un elevado e ingenioso repertorio.
El sentido del humor y la ironía tienen una presencia explícita en la obra: la imagen del Audi de la policía (pag. 79), el pen drive de la poli (87), Fustero y su olor (127), en la 197 alude a los primates: un gorila de montaña y un papión del desierto, los talibanes del pedal (355).
El autor es observador y conocedor de la geografía sevillana, de sus barrios y sus gentes: Puerta de Jerez, calle San Francisco, Heliópolis, Alameda de Hércules y reitera eso de “fino y frío como dicen que es el carácter de los sevillanos”.
El lenguaje se enriquece con un cambio de registros, según lo requiera cada situación: coloquial con las hermanas Ibarburen; llega a ser soez cuando hablan Galera y Baselga, acudiendo a los tacos o ser muy culto, como en la descripción de Viola.
Sentido crítico al referirse a la jerga administrativa del XIX que aún impera. La Junta imponiendo su manera de hablar hueca también en la policía, la crítica a la diplomacia, al arte contemporáneo, etc.
Escrupulosa precisión perfilada en horarios (la campanita del chalé sonó a las 17:40) y el nombre con los dos apellidos de los personajes.
Resulta significativo como el protagonismo femenino en su mayoría está formado por mujeres desquiciadas, superficiales, con trastorno de personalidad, apareciendo en situaciones de poder, incluso llevando una doble vida. Hay quien ha visto en Celeste a Carmina Ordóñez o Marta Chavarri. Sin embargo el hombre es sumiso, deja que ellas tengan la fuerza: la denuncia falsa de Mudarra, ese maltrato masculino.
En definitiva versa sobre la esencia del ser humano, los distintos tipos de yo que poseemos y que nos pueden llevar a perder el control de nosotros mismos.
Sorprendente final que representa la venganza de Rita sobre Galera (por dejarse embaucar por una Lacha ya muerta).
Las citas que aparecen al inicio de cada capítulo son
inequívocas, selección perfecta, muy acertadas.
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