"... hay una escena que refleja esto mejor que ninguna otra: Andy se
queda solo en el despacho del alcaide y decide lanzar a través de todo
el sistema de megafonía ‘Las bodas de Fígaro’ de Mozart. De pronto,
todos los reclusos que paseaban tranquilamente por el patio se paralizan
y miran hacia el altavoz, intentando descubrir si lo que oyen es un
sueño. Red ejerce entonces su tarea de narrador para darle más peso
emocional al momento, y dice: “Las cosas buenas no hace falta
entenderlas”. El poder de la música se exhibe ante ellos, hombres
obligados a mostrar su cara más dura para no convertirse en parásitos
que, sin embargo, ante Mozart, vuelven a ser seres humanos."
No hay comentarios:
Publicar un comentario